Mujer en Yopal denuncia acoso sistemático de expareja y pide protección urgente a las autoridades

Una madre de dos menores elevó su voz de alerta ante la falta de respuesta institucional frente al acoso persistente que sufre por parte de su expareja, quien llegó desde Medellín hace año y medio para, según ella, ejercer violencia vicaria a través de los niños.

Karen Rodríguez, quien se separó hace tres años del padre de sus hijos, se desplazó desde Medellín a Yopal buscando refugio en casa de sus padres tras años de maltrato psicológico y agresiones físicas. Sin embargo, la pesadilla no terminó: su expareja la siguió hasta Casanare.

Estrategias de manipulación y falsas denuncias

La situación escaló cuando el hombre comenzó a utilizar a los menores, una niña de 5 años y un niño de 7, como instrumentos de presión. En una ocasión, llevó al niño a urgencias del hospital materno alegando convulsiones y fiebre alta, pero el personal médico confirmó a Rodríguez que el menor llegó en condiciones normales.

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«El médico me advirtió que tuviera cuidado porque el señor es muy compulsivo», recordó la mujer, quien desde entonces mantiene extrema precaución con las visitas paternas.

El episodio más grave ocurrió cuando el padre se presentó en la Secretaría de Educación denunciando falsamente que la niña sufría abuso en casa de su madre. La activación del código gris y las evaluaciones posteriores demostraron que se trataba de una acusación infundada, diseñada para intimidar y desacreditar a Rodríguez.

Vigilancia constante y amenazas encubiertas

Rodríguez denunció que su expareja la vigila continuamente utilizando una camioneta que, según ella, obtuvo mediante estafas. El hombre se estaciona cerca de su apartamento en el cuarto piso, se esconde tras árboles en las inmediaciones del colegio donde estudian los niños y hasta graba videos de la panadería del padre de Karen.

«No puedo estar tranquila, tengo que estar mirando para todos lados», expresó la mujer, quien además reveló que un informe de Medicina Legal calificó a su expareja como una persona con rasgos narcisistas y psicopáticos.

Las amenazas que recibió antes de dejar Medellín aún resuenan: «Si usted se va, está buscando que yo la mande en un cajón picada y que allá sus papás la reciban».

Testimonio de los menores revela maltrato

Los niños han manifestado su rechazo a ver a su padre. Según relató Rodríguez, ambos menores describieron situaciones de maltrato durante las visitas paternas: golpes con ramas, castigos por necesidades fisiológicas, gritos constantes y jalones de oreja.

El niño de 7 años llegó a orinarse del miedo cuando su padre le negó ir al baño para obligarlo a terminar una tarea. «Ellos dicen: ‘No mamá, yo con mi papá no quiero salir más, él nos pega'», contó la madre con evidente preocupación.

Sistema judicial que no responde

A pesar de tener una medida de protección vigente que su expareja ha incumplido, Rodríguez asegura que las autoridades no le brindan garantías reales de seguridad.

Cuando intentó interponer una denuncia en la Fiscalía de Yopal hace dos años, le informaron que el caso debía tramitarse en Medellín por ser el lugar donde ocurrieron los primeros hechos, pese a que el agresor ya residía en Casanare.

«He ido muchas veces a la Casa de la Justicia, les he mostrado grabaciones, pero me dicen que toca esperar. Estoy esperando a que me pase algo, a que mis hijos queden sin madre», denunció con frustración.

El día de ayer, su expareja se presentó en su vivienda acompañado de la policía de Infancia y Adolescencia exigiendo ver a los niños, pese a que existe una audiencia del ICBF donde no se llegó a conciliación precisamente por los riesgos que representa para los menores.

Llamado urgente a las autoridades

Rodríguez hizo un llamado al gobernador de Casanare, al alcalde de Yopal y a las entidades que integran la línea púrpura para que actúen de manera efectiva antes de que sea demasiado tarde.

«Necesitamos que ejerzan una ayuda que se vea. No es solo decir ‘espere su audiencia’ mientras yo ¿qué? Antes de una audiencia a la mujer ya la mataron, y tristemente esto es lo que está sucediendo», manifestó.

La madre de familia también interpuso una demanda por alimentos que aún está en trámite, pues su expareja no contribuye económicamente con los menores.

Actualmente, Rodríguez continúa trabajando y estudiando para sacar adelante a sus hijos, pero vive en constante estado de alerta. Ha cambiado a los niños de colegio en dos ocasiones buscando mayor seguridad, pero su expareja ha logrado infiltrarse en los círculos escolares obteniendo información sobre los horarios y movimientos de los menores.

«Esto no es un juego, está por medio nuestra vida como mujeres. Somos madres vulnerables que nos toca luchar por nuestros hijos», concluyó, enviando un mensaje a otras mujeres en situaciones similares: «Que hablen, que no se queden calladas. No permitamos más esto, hablemos a tiempo».

Si usted o alguien que conoce está en situación de violencia de género, puede comunicarse con la Línea 155 de orientación a mujeres víctimas de violencia, disponible 24 horas.