Mientras la política del Gobierno Departamental es culminar las obras inconclusas o llamados “elefantes blancos”, en Orocué pareciera que están cuidando un paquidermo de estos con suficiente alimentación.
Se trata del anunciado Centro Multiplural “Las Malokas”, concebido para honrar a la comunidad sáliva, pero que ha tenido múltiples tropiezos que no permiten vislumbrar una fecha clara de entrega de la obra, contratada inicialmente por un término de ocho meses, pero que transcurrido más un año no refleja un 30% de avance.
Esta construcción, fue contratada a finales de 2015 (administración de Monchy Yobanny Moreno), debía estar lista en septiembre de 2016 (gobierno de Anderson Bernal) actual Alcalde, y sigue sin una fecha clara de entrega.
La polémica obra se puede apreciar en la Avenida Remolinos y la diagonal 4c. Los diseños y el acta de inicio de enero de 2016 indican que ocho meses después debería estar funcionando el Centro Multiplural “Las Malokas”, que contempla en su primera etapa 18.862 m2 de área construida.
Sin embargo, todo empezó a fallar cuando al realizar el replanteo del terreno, se dieron cuenta que en el mismo existían redes de servicios de acueducto y alcantarillado para una manzana que contiene 20 lotes.
Es decir, el terreno era más pequeño de lo que inicialmente se había dicho y se había presentado en el proyecto, disminuyendo el área en 2.100 m2.
Eso hizo que el 09 de febrero de 2016, apenas 24 días después de haber iniciado su ejecución, el contrato sufriera su primera suspensión temporal, aunque a decir verdad pareciera que la suspensión fuera definitiva, porque durante mucho tiempo no se vio mover allí un metro cúbico de tierra por parte de los contratistas, la Unión Temporal “Los Conejos”.
Como muchos contratos, este “Elefante Blanco”, que sería la sede para los indígenas sálibas está lleno de dudas, irregularidades y omisiones. Su objetivo principal era: “rescatar la lengua, cultura y tradiciones autóctonas del Pueblo sáliba, ya que como grupo étnico requiere de un espacio sagrado donde realizar sus reuniones comunitarias, transmitiendo oralmente las historias, mitos, ritos, usos y costumbres a los niños, jóvenes y adultos; enseñar la forma de trabajar la Tierra (conucos), la lengua materna, la caza, las artesanías; analizar y reflexionar acerca de los aspectos positivos y negativos del trabajo de cada día; planificar, organizar y compartir sabiduría a sus ancestros”.
Dicha obra contaba con un plazo de 8 meses y $5.682.500.086 millones de presupuesto. Se le entregó al constructor el 50 % como anticipo. La ejecución comenzó el 14 de enero de 2016 y casi desde ese día hubo inconvenientes.El paisaje que se observa actualmente en la obra es un enorme “elefante blanco” en continuo crecimiento, que continua generando gastos y muy seguramente su salvación significará otros miles de millones.
Los consabidos y mal acostumbrados “adicionales” que tanto gustan a los contratistas y que complacientemente la mayoría de Alcaldías conceden sin mayor análisis contractual.
Se conoció que finalmente la semana anterior, después de casi un año de suspensión de la obra reiniciaron su construcción, pero no se observan avances significativos en la misma, y si la Alcaldía de “Tocayera” no se amarra los pantalones y los supervisores e interventores no hacen lo mismo, quién sabe cuánto irán a costar finalmente “Las Malokas” y para cuándo irán a estar finalizadas.
Se espera que estas “especies”, que deberían ser las únicas en vía de extinción, no se sigan propagando por suelo casanareño.
De ello deben encargarse los entes de control respectivos, que ya deberían haberse echado una pasadita por Orocué para verificar esta situación.
JOHN NAVARRETE
Redactor de QUÉPASAYOPAL
@JohnNavarreteS